En esta nota, publicada por Marcha, @Ariel_Palombi aborda las transformaciones en el sur de la Ciudad producto de la política de planificación urbana del modelo macrista.
Continuamos en esta entrega, una serie de producciones que nos permiten (re)pensar las políticas urbanas y sociales de Buenos Aires en una clave democratizante e inclusiva.
Reconfiguración del Sur de la Ciudad y Macrismo.
Las transformaciones que llevará
adelante la Gestión Pro en el Sur de la Ciudad de Buenos Aires podrían
significar una reconfiguración del área, acentuándose la lógica expulsora de los sectores populares de
la ciudad.
Durante
los primeros meses del año 2013, nuevamente la Gestión Pro que gobierna la
Ciudad de Buenos Aires ha intentado avanzar en la aplicación de algunos
proyectos que habían generado resistencias en los años anteriores. Los conflictos que mayor repercusión pública
tuvieron fueron el enrejamiento del Parque Centenario y el intento de avanzar
en la construcción de un “metrobús” sobre la Av. 9 de julio.
Ahora
bien, lo que nos interesa postular en este artículo es que la política de
desarrollo urbano y vivienda llevada adelante por la gestión pro debemos
estudiarla en su unidad, en relación al modelo de ciudad que propone y sobre que sociabilidades se despliega. En este sentido, existe un proyecto de
ciudad excluyente, donde no siempre la política pública está caracterizada por
la retirada del Estado o el vaciamiento de lo público bajo la lógica del
neoliberalismo más clásico, sino que representa formas más complejas y
cotidianas, donde si bien prima una tendencia hacia la expulsión de los
sectores populares de la ciudad, no siempre de la mano de la coerción.
En
este sentido, el conflicto de Parque Centenario y el de la 9 de julio están
inmersos en un cronograma de obras que se desarrollará durante los próximos
meses, en el sur de la ciudad especialmente. Algunas de la iniciativas en
marcha son la instalación de una Terminal de Transferencia en la Plaza Tupac
Amaru (ex Virreyes), la puesta en valor del Parque Indoamericano, la
construcción de un “metrobus” sobre la Av. Cruz y la Av. Roca, la construcción,
y posterior concesión, de una terminal de cargas en el Parque Roca, y el avance
de las obras del Polo Farmacéutico en la comuna 8. Otras acciones son la
construcción del Distrito de las Artes en la Boca, la instalación del Centro
Cívico en terrenos pertenecientes al Hospital Borda y el proyecto legislativo
“Mega Plan comuna 8”, presentado por el Diputado Cristian Ritondo, que propone
un transformación integral de la zona.
A
la vez, se planea profundizar la política de maquillaje urbano y control
territorial dentro de villas y asentamientos. De esta forma, la gestión Pro se
propone finalizar las obras de reurbanización de la villa 6 (Cildañez),
consolidar la política de de construcción de portales de inclusión, y continuar
con obras de mejoramiento de fachadas y
atención de emergencias dentro de estos barrios.
Creemos que la imagen que caracteriza a la
actual gestión del Gobierno de la Ciudad
como hombre de negocios, dispuestos a todo para realizar su interés de clase,
sin ninguna preparación, que destruyen la ciudad día a día, y propugnan el
abandono del sur de la ciudad es profundamente errada. Esto no implica que no
sean todas esas cosas a la vez, y otras también, pero la caracterización implica
que puede existir una política sin sujetos. Como bien sabemos, la política
pública es pública porque en el Estado se dirimen cuestiones socialmente
problematizadas, en tanto éste, además de un aparato material, es una relación
social.
Resulta
sugerente que quienes sostienen esta caracterización (aunque también es
sostenida por otras fuerzas políticas) sean quienes acordaron con el Marcrismo
cambiarle la zonificación a los terrenos ferroviarios de Caballito, Liniers y
Palermo, parte de la Isla Demarchi y la intensión de aprobar el Proyecto de
Santa María de Solares del Plata, entre otras cosas.
Claramente
existe una política específica del macrismo hacia el sur de la ciudad, que se
encuentra dividida, por lo menos, en dos zonas. La primera es la más cercana al
centro (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Pompeya), aquí se busca
profundizar procesos de gentrificación (expulsión de ciertos sectores para que
se asienten otros), y propugnar el desarrollo de distritos (Las Artes en la
Boca y Tecnológico en Parque Patricios), generando la incorporación de suelo
para el desarrollo inmobiliario residencial y comercial. La segunda está
comprendida por los barrios de Villa Soldati, Bajo Flores, Villa Lugano y Villa
Riahuelo, donde, excepto algunas zonas puntuales como Villa Riachuelo, se busca
garantizar la gobernabilidad y presentar logros específicos de cara al resto de
la ciudadanía.
Por
otra parte, resulta fundamental poner en relación los proyectos que se están
realizando en el sur de la ciudad con una marcada heterogeneidad de situaciones
que existen en el área. En este sentido, los distintos contextos y órdenes urbanos existentes
significan diferentes formas de producción y organización del espacio, donde
operan sentidos de demarcación entre distancia social y proximidad residencial.
Es dentro de estos intersticios donde el Macrismo opera, ya sea de manera
simbólica o con proyectos concretos. Nótese que la política urbana del Pro se
monta sobre sociabilidades existentes, reconfigurándolas y articulándolas en un
discurso.
Creemos
que estamos en los umbrales de una nueva etapa de despliegue del Macrismo en la
Ciudad, donde la implementación de obras de importante magnitud en el sur de la
ciudad, la articulación de una red territorial propia dentro de los sectores
populares y la consolidación de cuadros técnicos y políticos con mayor cintura
política son elementos que pueden ayudar a
llevar adelante grandes transformaciones que significarán un disciplinamiento
del movimiento popular. Tomando la Comuna 8, por ejemplo, la articulación entre
la puesta en valor del Parque Indoamericano, la ampliación de la experiencia
del Metrobus, el avance del polo farmaceútico, la reurbanización del algunas
villas pequeñas y la aplicación de maquillaje urbano en otras, la construcción
de un Centro de Cargas y Transferencias y la posible implementación del mega
plan comuna 8, podrían provocar profundas transformaciones de las zonas donde
vive la población más vulnerable, acentuándose la lógica expulsora de los
sectores populares de la ciudad.
Aunque
es muy importante que existan resistencias en los barrios contra la implementación
de algunos de estos proyectos, no parece alcanzar para lograr desarticularlos.
Es más, en algunos casos, las organizaciones y vecinos terminan discutiendo cuestiones
tales como si hay que poner rejas o no, si se talan árboles o no, en lugar de
generar un práctica contrahegemónica en torno a qué ciudad necesitamos. El
movimiento popular está llegando tarde y apurado a proponer resistencias al Macrismo,
en parte esto se evidencia en la necesidad de recurrir a la justicia.
Una
realidad política polarizada y superestructuralizada deviene en la falta de
propuesta, iniciativa y unidad para reinventar una ciudad democrática y con
derechos. De nosotros depende construir una política urbana distinta.
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